b r e a t h e

Todos a lo largo de nuestra vida hemos pasado por momentos difíciles, cuando te cuesta levantarte para vivir el día a día, cuando la motivación que tienes es mínima pero te convences o te tratas de convencer en que hay que seguir luchando, no hay que rendirse porque la vida es una, y se puede terminar en cualquier momento.

Es verdad, se puede terminar todo en un segundo, pero te preguntas... ¿y si fuera mejor eso que vivir esta pesadilla?
Hay días en que mi ansiedad no me deja vivir plenamente, noches en que siento que me volveré loca ya que mis pensamientos van tan rápido que no puedo lograr conectarlos y termino con el corazón acelerado, las extremidades entumecidas y tomándome un relajante y una pastilla para dormir. Días en que la ansiedad es tan fuerte que no distingo la realidad, que no siento el paso del tiempo, que no me siento yo. Y se está apoderando lentamente de mi vida.

Pero hay que luchar contra ella.
Día a día.
Noche tras noche.

Amo vivir, amo la naturaleza, el poder que tiene sobre nosotros, la sensación del viento en la cara, mirar como las hojas de los árboles se entrecruzan con el sol, la luna y su brillo cada noche...

Pero.

Hay días en que ni eso es suficiente. Hay días en que ni una pastilla puede calmarla.

Tengo que respirar hondo y levantarme.